viernes, 25 de noviembre de 2016

TIPOGRAFÍA RELATO, CONOCIMIENTO Y PODER

White y Epston: Medios narrativos para fines terapéuticos




Relato, conocimiento y poder.

En este capítulo Michael White, presento un resumen de algunos de los más recientes avances en teoría social que a David Epston y a mí nos parecieron de gran interés y también algunas de las consecuencias que, en nuestra opinión, esas ideas tienen para
La terapia.
Me permitiré resumir aquí, aun a riesgo de simplificarlas, las posiciones adoptadas en ese debate. Algunos han sostenido que en realidad el poder no existe, que es algo que se construye en el lenguaje. Y que quienes experimentan sus efectos han contribuido a producirlo. La otra posición sostiene que el poder existe realmente y que es ejercido por algunas personas con el propósito de oprimir a otras. La polémica parece haber llegado a un punto muerto y ello no ha contribuido a hacer avanzar nuestra reflexión sobre el poder y su funcionamiento.

Creemos que Foucault proporciona una vía para abandonar este callejón sin salida. No obstante, para los que no están familiarizados con sus ideas y su estilo, su lectura suele resultar difícil. En este trabajo he hecho todo lo posible por presentar algunas de sus ideas en una forma que, espero, las haga razonablemente accesibles. No sé hasta qué punto lo he logrado: esto sólo puede decidirlo el lector.

Los expertos en ciencias sociales se refieren al método interpretativo cuando estudian los procesos por los que desciframos el mundo. Dado que no podemos conocer la realidad objetiva, todo conocimiento requiere un acto de interpretación.

Bateson argumentaba que para nosotros no es posible conocer la realidad objetiva. Refiriéndose  a la máxima de Korzybski que afirma que el mapa no es el territorio, Bateson afirma que la comprensión que tenemos de un hecho, o el significado que le atribuimos, está determinada y restringida por su contexto receptor; es decir, por la red de premisas y supuestos que constituyen nuestros mapas del mundo. Comparando estos mapas con pautas, argumentó que la interpretación de todo acontecimiento está determinada por la forma en que éste encaja dentro de pautas conocidas, y llamó al proceso codificación de la parte a partir del todo. (Bateson, 1972).

No sólo sostuvo que la interpretación de un evento está determinada por su contexto receptor sino también que aquellos acontecimientos que no pueden pautarse no son seleccionados para la supervivencia; para nosotros, tales acontecimientos no existen como hechos.
La obra de Bateson me llevó también a prestar atención a una dimensión que en general no tiene demasiado eco en la terapia: la dimensión temporal. Al afirmar que toda información es necesariamente la noticia de una diferencia, y que es la percepción de la diferencia lo que desencadena todas las nuevas respuestas en los sistemas vivos, demostró que situar los eventos en el tiempo es esencial para la percepción de la diferencia, para la detección del cambio.

Con respecto a la terapia familiar que es nuestra área de interés especial el método interpretativo, en vez de proponer que cierta estructura subyacente o disfunción de la familia determina el comportamiento y las interacciones de sus miembros, sostendría que es el significado que los miembros atribuyen a los hechos lo que determina su comportamiento. Así, desde hace algún tiempo me intereso por cómo las personas organizan sus vidas alrededor de ciertos significados y cómo, al hacerlo, contribuyen inadvertidamente a la supervivencia  y a la carrera del problema.


Me intereso por las exigencias del problema para su supervivencia, y por el efecto que tienen esas exigencias sobre las vidas y las relaciones de las personas. He propuesto que las respuestas de los miembros de la familia a las exigencias del problema, tomadas en su conjunto, constituyen inadvertidamente el sistema de apoyo a la vida del problema.

La analogía del texto me proporcionó una segunda descripción de la manera en que las personas organizan sus vidas alrededor de determinados problemas. A través de esta analogía, se puede considerar que esta organización refleja la interacción de lectores y escritores en torno a ciertos relatos o narraciones.

ANALOGÍA

Las analogías que empleamos determinan nuestro examen del mundo: las preguntas que formulamos acerca de los hechos, las realidades que construimos y los efectos reales experimentados por quienes participan en la indagación. Las analogías que usamos determinan incluso las propias distinciones que extraemos del mundo.

Al preferir una analogía sobre otra, no podemos recurrir a criterios tales como su corrección o exactitud, dado que estos atributos no se pueden establecer para cualquier analogía. Pero podemos, al menos en alguna medida, investigar las analogías a través de las que vivimos, situando nuestras propias prácticas dentro de la historia del pensamiento social, y examinando y criticando los efectos de esas prácticas.

LA ANALOGÍA DEL TEXTO

Los investigadores que adoptaron la analogía del texto respondieron argumentando que, para entender nuestras vidas y expresarnos a nosotros mismos, la experiencia debe relatarse y que es precisamente el hecho de relatar lo que determina el significado que se atribuirá a la experiencia.

En su esfuerzo de dar un sentido a su vida, las personas se enfrentan con la tarea de organizar su experiencia de los acontecimientos en secuencias temporales, a fin de obtener un relato coherente de sí mismas y del mundo que las rodea. Las experiencias específicas de sucesos del pasado y del presente, y aquellas que se prevé ocurrirán en el futuro, deben estar conectadas entre sí en una secuencia lineal, para que la narración pueda desarrollarse.

La estructuración de una narración requiere la utilización de un proceso de selección por medio del cual dejamos de lado, de entre el conjunto de los hechos de nuestra experiencia, aquellos que no encajan en los relatos dominantes que nosotros y los demás desarrollamos acerca de nosotros mismos. Así, a lo largo del tiempo y por necesidad, gran parte de nuestro bagaje de experiencias vividas queda sin relatar y nunca es «contado» o expresado. Permanece amorfo, sin organización y sin forma:

Algunas experiencias son rudimentarias, en el sentido de que simplemente no entendemos lo que estamos experimentando, o bien porque esas experiencias no son narrables, o bien porque carecemos de los recursos representativos y narrativos, o porque nos falta vocabulario (E. Bruner, 1986b, págs. 6-7).

De todo esto se desprende que la analogía del texto propone la idea de que los relatos o narraciones que viven las personas determinan su interacción y su organización, y que la evolución de las vidas y de las relaciones se produce a partir de la representación de tales relatos o narraciones. De modo que la analogía del texto es diferente de aquellas analogías que propondrían, en las familias y las personas, una estructura o patología subyacente, constitutiva o modeladora de sus vidas y relaciones.

Los relatos están llenos de lagunas que las personas deben llenar para que sea posible representarlos. Estas lagunas ponen en marcha la experiencia vivida y la imaginación de las personas. Con cada nueva versión, las personas reescriben sus vidas. La evolución vital es similar al proceso de reescribir, por el que las personas entran en los relatos, se apoderan de ellos y los hacen suyos.

Así, la analogía textual nos introduce en un mundo intertextual, y ello en dos sentidos. En el primero, afirma que las vidas de las personas están situadas en textos dentro de textos. En el segundo sentido, cada vez que se cuenta o se vuelve a contar un relato, a través de su realización, surge un nuevo relato, que incluye al anterior y lo amplía.

LA ANALOGÍA DEL TEXTO Y LA TERAPIA

Goffman afirma que en la estructuración de la experiencia en el entramado social del desarrollo de una persona a lo largo de la vida  los acontecimientos extraordinarios son ignorados en favor de aquellos cambios en el tiempo que son básicos y comunes para los miembros de una categoría social, aunque sucedan independientemente para cada uno de ellos.

La externalización del relato saturado de problemas puede iniciarse fomentando primero la externalización del problema y rastreando después la influencia del problema en la vida y las relaciones de la persona. Se empieza por preguntar a las personas cómo ha estado el problema afectando a sus vidas y sus relaciones. Al lograr separarse de la descripción de la vida saturada por el problema, de la lectura habitual del relato dominante, las personas están en mejores condiciones para identificar los acontecimientos extraordinarios.

A medida que los relatos alternativos se prestan a ser representados, es posible expresar y difundir otros aspectos, amables pero anteriormente negados, de la experiencia de la persona. Invitar a las personas a convertirse en espectadores de su propia representación de estos relatos alternativos favorece la supervivencia de los relatos y el sentido de agencia personal. Esto puede facilitarse alentando a las personas a identificar aquellas expresiones de aspectos de la experiencia vivida que previamente habrían quedado sin relatar, y a revisar los verdaderos efectos de estas expresiones sobre sus vidas y sus relaciones.

En conclusión, la re narración de la experiencia necesita del compromiso activo de las personas con la reorganización de su experiencia, con la libre recombinación de los factores naturales en todas las pautas posibles (Turner, 1974, pág. 255). Y es esto, junto con las invitaciones a ser conscientes de un proceso en el que son   simultáneamente actores y público de su propia representación, y en el que cada uno produce sus propias producciones, lo que proporciona un contexto de reflexividad. Este contexto aporta nuevas posibilidades a las personas respecto de la posesión de sí mismas, de los otros y de sus relaciones.






LA NARRACIÓN DOMINANTE COMO CONOCIMIENTO DOMINANTE Y UNIDAD DE
PODER

Al igual que los relatos de los aborígenes norteamericanos, también los relatos de las personas que acuden a terapia están enmarcados en un contexto más amplio. La analogía del texto no sólo nos proporciona un marco que nos permite tener en cuenta el contexto sociopolítico de las personas cuyas vidas están situadas en muchos textos, sino que nos permite también estudiar la acción y los efectos del poder sobre las vidas y las relaciones. Esta posibilidad es importante, porque la perspectiva del poder se ha pasado frecuentemente por alto en la literatura terapéutica en general, y sobre todo en la benévola visión que solemos tener de nuestras propias prácticas.

Los análisis del poder que han aparecido en la literatura terapéutica lo han representado, tradicionalmente, en términos individuales: como un fenómeno biológico que afecta a la psique del individuo; o como una patología individual que es el resultado inevitable de experiencias personales tempranas y traumáticas; o en términos marxistas, como un fenómeno de clase. Más recientemente, ciertos análisis feministas del poder lo han enmarcado como un fenómeno represivo específicamente vinculado a la diferencia entre los sexos. Ello sensibilizó a muchos terapeutas respecto de las experiencias de malos tratos, explotación y opresión relacionadas con el sexo.



Si bien no dejamos de reconocer los efectos liberadores del análisis del poder en cuanto mecanismo represivo vinculado al sexo, creemos que es importante también considerar el espectro más general del poder, no sólo sus aspectos represivos sino al mismo tiempo sus aspectos constitutivos. En este sentido es importante la obra de Michel Foucault. La siguiente exposición de la contribución de Foucault al análisis del poder no es en modo alguno exhaustiva; por el contrario, sólo se presentan algunos de sus conceptos.

El conocimiento y el poder como constitutivos

Por lo general se afirma que el poder es represivo en su acción y en sus efectos, y negativo en fuerza y carácter. Se dice del poder que descalifica, limita, niega y contiene. Sin embargo, Foucault sostiene que nosotros experimentamos sobre todo los efectos positivos y constitutivos del poder, que estamos sujetos al poder por medio de verdades normalizadoras que configuran nuestras vidas y nuestras relaciones.

Así, al examinar los efectos positivos del poder, Foucault no hace referencia a lo positivo en el sentido usual, es decir, a lo positivo como algo deseable o beneficioso. Se refiere más bien a que el poder es constitutivo o determinante de las vidas de las personas. La idea de un poder cuyos efectos son negativos aporta una teoría de la represión, mientras que la idea de un poder cuyos efectos son positivos conduce a una teoría acerca de su papel en la construcción de las vidas de las personas. Y al discutir las «verdades, Foucault no asume la creencia de que existen hechos objetivos o intrínsecos respecto de la naturaleza de las personas, sino más bien ideas construidas a las que se asigna un status de verdad. Estas verdades son normalizadoras en el sentido de que construyen normas en torno a las cuales se incita a las personas a moldear o constituir sus vidas. Se trata, por lo tanto, de «verdades» que especifican realmente las vidas de las personas.

Según Foucault, un efecto primario de este poder a través de la «verdad» y de esta «verdad» a través del poder es la especificación de una forma de individualidad, una individualidad que es, a su vez, un «vehículo» de poder. En vez de afirmar que esta forma de poder reprime, Foucault sostiene que subyuga. Forja a las personas como «cuerpos dóciles» y las hace participar en actividades que apoyan laproliferación de conocimientos «globales» y unitarios, así como también las técnicas del poder. No obstante, al referirse a conocimientos globales y unitarios Foucault no sugiere que haya conocimientos universalmente aceptados. Se refiere, en cambio, a aquellos conocimientos que pretenden constituir verdades unitarias y globales: los  conocimientos de la realidad objetiva de las modernas disciplinas científicas. Como sujetos de este poder, a través del conocimiento.

Poder y conocimiento

No puede haber ejercicio posible del poder sin una cierta economía de discursos de verdad, economía ésta que actúa mediante y sobre la base de esta asociación. Estamos sujetos a la producción de verdad a través del poder y no podemos ejercitar el poder si no es a través de la producción de verdad (1980, pág. 93).

Al situar juntos de este modo conocimiento y poder, Foucault se opone a una concepción del poder y el conocimiento que sugiere que el conocimiento sólo se hace problemático cuando es ejercido por aquellos que tienen poder para alcanzar sus propios fines. Sostiene, en cambio, que todos nosotros actuamos coherentemente dentro y a través de un determinado campo de poder/conocimiento y que, aunque estos actos tienen sus efectos reales, no pueden identificarse con motivos especiales. Aquí Foucault no habla de todas las formas de poder, sino de una forma de poder particularmente moderna e insidiosa.

De este modo, Foucault nos libera de la preocupación por el «punto de vista interno» cuando se trata de explicar la acción del poder, cuestionando las preocupaciones que podamos tener con respecto a quién planifica sus efectos y a las decisiones que se tomen sobre su ejercicio.

Análisis del poder ascendente versus descendente

Estas técnicas fueron esencialmente técnicas de control social, de sometimiento, dirigidas a la objetivación o «cosificación» de las personas, y a la objetivación de sus cuerpos. Se trataba, entre otras, de técnicas para la organización y distribución de las personas en el espacio, a fin de obtener la mayor eficiencia y economía; para el registro y la clasificación de las personas; para la exclusión de grupos de gente y para la asignación de identidad a esos grupos; técnicas para el aislamiento de las personas y para el desarrollo de medios eficaces de observación vigilancia y evaluación.

Foulcault detalló también la tecnología elaborada para reclutar personas que participaran activamente en su propio sometimiento. Cuando se establecen las condiciones necesarias para que las personas experimenten una evaluación continua según determinadas normas institucionalizadas, cuando no se puede escapar a estas condiciones, y cuando se puede aislar a las personas en su experiencia de tales condiciones, esas personas se convierten en sus propios guardianes. En estas circunstancias, los individuos evaluarán perpetuamente su propio comportamiento y actuarán sobre ellos mismos para convertirse en cuerpos dóciles. Según Foucault, vivimos en una sociedad en que la evaluación, o juicio normalizador, ha reemplazado a la acción judicial y a la tortura como mecanismo primario de control social: la nuestra es la sociedad de la «mirada» omnipresente.

Foucault argumenta también que, así como estas técnicas fueron desarrolladas en el nivel local, es también en este nivel donde el ejercicio del poder está menos oculto y, por lo tanto, es más accesible a la crítica. Promueve el estudio de la historia del poder y de sus efectos en los «extremos» de la sociedad, como en clínicas, organizaciones locales, la familia, etc.
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Conocimientos subyugados

La segunda clase de conocimientos subyugados está constituida por aquellos que Foulcault denomina conocimientos populares locales  o indígenas, es decir, los conocimientos «regionales» que están actualmente en circulación, pero a los que se niega el espacio en el que podrían representarse adecuadamente. Se trata de conocimientos que sobreviven en los márgenes de la sociedad y que se consideran de bajo rango, insuficientes y exiliados del dominio legítimo de los conocimientos formales y las ciencias aceptadas. Son los «conocimientos ingenuos, ubicados muy abajo en la jerarquía, por debajo del nivel exigido de cognición o cientificidad.

Foucault señala que, a través de la recuperación de los detalles de estos conocimientos autónomos y descalificados en la unión de un  conocimiento erudito y los recuerdos locales podemos redescubrir la historia de las luchas y los conflictos. Y, al proporcionar un espacio adecuado en el que estos conocimientos puedan realizarse, podemos desarrollar una crítica efectiva de los conocimientos dominantes, una crítica cuya validez no dependa de la aprobación de los regímenes de pensamiento establecidos.

Así, es evidente que Foucault no propone ideología alternativa alguna, ningún otro conocimiento unitario ideal alrededor del cual podamos organizar nuestras vidas. Y tampoco sugiere que sea posible negar el conocimiento, es decir, experimentar el mundo y actuar, fuera de los efectos mediadores del conocimiento y de las prácticas discursivas. Ni tampoco defiende un retorno a una versión del positivismo que intente establecer prácticas basadas en la idea de una experiencia inmediata que escape al confinamiento en el conocimiento. Defiende, en cambio, la insurrección de los conocimientos subyugados contra las instituciones y contra los efectos del conocimiento y del poder que invisten al discurso científico, la insurrección de los conocimientos.

RELATOS ALTERNATIVOS Y DISCURSOS CULTURALMENTE DISPONIBLES

Ahora bien, ¿cómo modifica esto nuestra visión general de la experiencia que una persona tiene de un problema? Según esa visión general las personas experimentan problemas que con frecuencia llevan a la terapia cuando las narraciones en las que cuentan su experiencia y o en las que su experiencia es narrada por otros, no rentan suficientemente su experiencia vivida y, en estas circunstancias, habrá aspectos significativos de sus vivencias que contradigan esta narración dominante.
 En primer lugar, a la luz del análisis de Foucault, podríamos suponer además que aquellas narraciones que no representan suficientemente las experiencias vividas de una persona o entran en contradicción con aspectos vitales de esa experiencia, están significativamente influidas por los discursos de verdad  de los conocimientos unitarios.
 En segundo lugar, podríamos suponer que las personas son incitadas a realizar acciones, a través de las técnicas de poder, que afectan a sus vidas y a sus relaciones, a fin de someterse y someter a otros a las especificaciones referentes a la condición y las relaciones personales contenidas en estos discursos de verdad.

A continuación expongo algunas ideas sobre una orientación terapéutica muy influida por el pensamiento de Foucault. Seguirá luego una discusión de ciertas prácticas terapéuticas basadas en el supuesto, ya mencionado, acerca de cómo las personas experimentan los problemas, a la luz del análisis de Foucault del poder y conocimiento.



Orientación terapéutica

Al aceptar el análisis de Foucault acerca del surgimiento de conocimientos globales y unitarios es decir, los conocimientos científicos con pretensiones globales y unitarias de verdad, debemos mostrarnos cautos a la hora de situar nuestras prácticas en los discursos de verdad de las disciplinas profesionales, aquellos discursos que proponen y defienden explicaciones de realidad objetiva respecto de la condición humana.

Si aceptamos que poder y conocimiento son inseparables que un ámbito de conocimiento es un ámbito de poder, y un ámbito de poder es un ámbito de conocimiento y si aceptamos que simultáneamente soportamos los efectos del poder y ejercemos poder sobre otros, entonces no podemos contemplar con aquiescencia nuestras prácticas.

Deberíamos suponer, por el contrario, que estamos siempre participando simultáneamente en ámbitos de poder y de conocimiento. Así, deberíamos esforzarnos por establecer condiciones que nos ayuden a criticar nuestras prácticas formadas en ese ámbito. Deberíamos trabajar para identificar el contexto de las ideas en las que nuestras prácticas están situadas, y explorar la historia de esas ideas.

Si aceptamos la propuesta de Foucault de que las técnicas de poder que «incitan» a las personas a constituir sus vidas a través de la «verdad» se desarrollan y perfeccionan en el nivel local y se adoptan luego en niveles más amplios, entonces, al unirnos a otras personas pura cuestionar estas prácticas, debemos aceptar también que estamos inevitablemente comprometidos en una actividad política. Y por otra parte, tendríamos asimismo que reconocer que, si no nos unimos con otras personas para cuestionar estas técnicas de poder, también estamos comprometiéndonos en una actividad política. No se trata de una actividad política que implique la propuesta de una ideología alternativa, sino de una actividad política que cuestiona las técnicas por medio de las cuales se somete a las personas a una ideología dominante.

Apartarse de los conocimientos unitarios

La externalización del problema ayuda a las personas a identificar los conocimientos unitarios y los discursos «de verdad» que las están sometiendo, y a liberarse de ellos. Al describir la influencia del problema en la vida y las relaciones de la persona, estos conocimientos unitarios pueden ponerse en evidencia alentando a las personas a identificar ciertas creencias acerca de ellas mismas, los otros y sus relaciones, que se refuerzan y confirman continuamente debido a la presencia del problema.

Estas expectativas, especificaciones y normas pueden dar detalles sobre las «verdades» de los conocimientos unitarios. Entonces será posible explorar la historia del efecto de estas «verdades» en la constitución de la vida y las relaciones de esas personas. A través de este proceso de externalización, las personas adoptan una perspectiva reflexiva respecto de sus vidas, y pueden considerar nuevas opciones para cuestionar las «verdades» que experimentan como definidoras y especificadoras de ellas mismas y de sus relaciones. Esto les ayudará a negarse a la «cosificación» de sus personas y sus cuerpos a través del conocimiento.

Cuestionamiento de las técnicas de poder

las técnicas de poder que «incitan» a las personas a constituir sus vidas a través de la «verdad» pueden cuestionarse recurriendo a la externalización del problema. Como se mencionó anteriormente, estas técnicas incluyen: las de organización de las personas en el espacio, las de registro y clasificación de las personas, las de exclusión de grupos de personas y las de asignación de identidad a estos grupos, así como también las técnicas para el aislamiento de las personas y para asegurar medios eficaces de vigilancia y evaluación.

Estas exigencias incluyen la organización específica de las personas, así como también determinadas relaciones consigo mismas y con los demás; y pueden identificarse explorando la manera en que el problema parece obligar a las personas a tratar a los demás y a sí mismas. Así, se revelan los detalles de las técnicas de poder a que las personas están sujetas, sometiéndose ellas mismas y sometiendo a los demás.

Se puede invitar a reflexionar sobre otras posibles oportunidades de extender este relato de resistencia y sobre los probables efectos sobre la vida y las relaciones de la persona, en caso de que la resistencia tenga éxito. Al identificar estos acontecimientos extraordinarios, será posible cuestionar eficazmente el sometimiento a las técnicas de juicio normalizador, o sea, a la evaluación y clasificación de las personas y sus relaciones según las verdades dominantes. Los cuerpos dóciles se convierten así en espíritus animados.
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Resurrección de los conocimientos subyugados

Como hemos visto, la externalización del problema puede utilizarse para identificar y externalizar el conocimiento unitario. Esto es útil porque ayuda a las personas a cuestionar las verdades que especifican sus vidas, es decir, a no dejarse subyugar por los conocimientos unitarios. Además, al ayudar a las personas a apartarse de estos conocimientos unitarios, la externalización abre un espacio para la identificación y la circulación de conocimientos alternativos o subyugados.

En la anterior exposición acerca de analogía textual y terapia, se propuso la idea de que es posible generar y regenerar relatos alternativos a través de la representación de significado alrededor de acontecimientos extraordinarios. Esta representación puede también proporcionar una base para la identificación de los conocimientos subyugados y para la apertura de espacios en los que puedan circular estos conocimientos. Y también en este caso la identificación de estos acontecimientos extraordinarios puede verse facilitada por la externalización del problema.


LA EXTERNALIZACIO DEL PROBLEMA

la externalización del problema

la externalización es un abordaje terapéutico que insta a las personas a cosificar y, a veces, a personificar, los problemas que las oprimen. En este proceso, el problema se convierte en una entidad separada, externa, por tanto, a la persona o a la relación a la que se atribuía. Los problemas considerados inherentes y las cualidades relativamente fijas que se atribuyen a personas o relaciones se hacen así menos constantes y restrictivos.
 A lo largo de mis trabajos posteriores con este enfoque, he observado que la externalización de los problemas ayuda a las personas en su lucha contra los mismos, y he llegado a la conclusión de que, entre estas cosas, este abordaje:
1.    Hace disminuir los conflictos personales más estériles incluyendo las disputas entorno a quien es responsable del problema.

2.    Combate la sensación de fracaso que aparece en muchas personas ante la persistencia del problema pese a sus intentos de resolverlo.Abre nuevas posibilidades de que las personas actúen para apartar sus vidas y relaciones de la influencia del problema.

La externalización del problema permite a las personas separarse de los relatos dominantes que han estado dando forma a sus vidas y sus relaciones. Al hacerlo recuperan la capacidad de identificar aspectos previamente ignorados, pero cruciales, de la experiencia vivida, aspectos ignorados que no podrían haberse predicho a partir de la lectura del relato dominante.

Preguntas de influencia relativa

Las preguntas de influencia relativa se componen de dos conjuntos de preguntas. El primero anima a la persona a trazar el mapa de la influencia del problema sobre sus vidas y relaciones. El segundo las insta a descubrir su propia influencia sobre la vida del problema.

Describir la influencia del problema

Estas preguntas ayudan a identificar la esfera de influencia del problema, que puede abarcar el ámbito conductual, emocional, físico interacional y actitudinal.
As se identifica la descripción saturada por el problema de la vida familiar, una descripción mucho más extensa quela que se ofrece habitualmente del problema en sí, en vez de restringir la investigación de los efectos del problema en varias áreas de intersección: entre el problema y diversas personas, y entre el problema y diferentes relaciones.

Describir la influencia de las personas 

Al externalizar el problema, el primer conjunto de preguntas ha ayudado a las personas a separarse del problema, y a revisar su relación con él. Por tanto, están menos paralizados por el problema y menos limitadas en su percepción de los eventos que lo rodean.

Como definir el problema que se debe externalizar

Una vez descrito el problema, su externalización se desprende de forma natural de esta descripción de sus repercusiones. Esta externalización se ve luego reforzada al investigar la influencia de las personas sobre la vida del problema.

Fluidez y evolución de la definición

La definición externa del problema puede mantenerse constante a lo largo de la terapia, es más común que sea fluida y evolucione a lo largo del tiempo. Esto sucede especialmente cuando a los clientes les ha constado encontrar términos descriptivos que representen adecuadamente su vivencia del problema.

De lo especifico a lo general

A veces cuando los clientes dan una definición mu concreta del problema, puede ser útil animarles a construir una definición externa más general. De esa forma se amplía el campo para la identificación de la influencia del problema y para el descubrimiento de acontecimientos extraordinarios.

De definiciones expertas a definiciones populares

A veces, las personas definen sus problemas en términos basados en el conocimiento experto. Esto sucede cuando se les ha animado a emplear clasificaciones científicas para descubrir sus preocupaciones. Estas retrascripciones de las definiciones de los problemas los descontextualizan y, por lo tanto, disminuyen las opciones de que disponen las personas para intervenir en la vida de estos problemas.

Facilitar una definición mutuamente aceptable del problema

En estas circunstancias, la externalización puede establecer una definición mutuamente   aceptable del problema, facilitando la creación de condiciones en las que las personas pueden trabajar juntas de forma eficaz para resolver sus dificultades.

Acontecimientos extraordinarios pasados

Se les puede pedir a las personas que recuerden hechos o sucesos que contradigan los efectos que el problema tiene sobre sus vidas y relaciones. Aunque estos son experimentados por las personas afectadas en el momento n el que ocurren los relatos saturados de problemas de sus vidas suelen impedir la atribución de nuevos significados a estas vivencias.

Acontecimientos extraordinarios actuales

La inmediatez de estos acontecimientos extra ordinarios actuales les da mucha fuerza, y están directamente disponibles para que la persona genere significados nuevos a partir de ellos.

Acontecimientos extraordinarios futuros

Pueden identificarse revisando las intenciones o planes que tiene la persona Para escapar de la influencia del problema, o investigando sus esperanzas de liberarse de ciertos problemas.

Acontecimientos extraordinarios e imaginación

Es especialmente importante para crear las condiciones en las que identificar los acontecimientos extraordinarios, y para la generación de significados entorno a ellos.
A medida que el terapeuta reconoce las reacciones habituales y predecibles de las personas ante los eventos que rodean al problema. podara imaginar qué tipo de respuestas podrían construir un acontecimiento extraordinario inesperado. Esto hace aumentar la receptividad del terapeuta ante las señales de una diferencia, y a su vez le ayuda a movilizar la imaginación de las personas que están en terapia.

La revisión de la relación de las personas con los problemas

El problema y sus efectos están ligados por una relación de dependencia. Podría afirmarse que el problema depende, para sobrevivir, de sus efectos. En otra parte he sugerido que estos efectos constituyen el sistema que mantiene con vida al problema; que se puede considerar que estos efectos representan las condiciones de su pervivencia del problema.
La identificación de acontecimientos extraordinarios y la creación de significados entorno a ellos ayudan a los clientes a identificar su resistencia a los efectos del problema o a sus exigencias. Teniendo en cuenta la relación de dependencia entre el problema y sus efectos, se sigue que, si las personas se niegan accoperar con las exigencias del problema, lo están debilitando; al no someterse a los efectos del problema que hace que este sea menos eficaz.

Responsabilidad

Aunque la externalización de problemas, tal y como se ha esbozado aquí, permite a las personas separarse de estos problemas, esta práctica no las releva de su responsabilidad en el mantenimiento de los mismos. De hecho, en la medida en que estas prácticas a ayudan a las personas a hacerse conscientes de y describir su relación con el problema, les permite asumir una responsabilidad con respecto al problema, les permite asumir una responsabilidad con respecto al problema que antes no estaba a su alcance.

El contexto cultural

Cuando las personas aprenden a separarse de sus problemas, pueden llegar a desafiar otras prácticas, de origen cultural, que cosifican y convierten en objetos a las personas y a sus cuerpos. Mediante estas prácticas, las personas son construidas como objetos, y se las incita a relacionarse consigo mismas, con sus cuerpos y con otras personas, como tales objetos.

El panóptico

Estructura

El panóptico es una forma arquitectónica inventada por Jeremy Bentham en el siglo XVIII Bentham la propuso como un modelo ideal para la organización o distribución de personas en el espacio, de forma tal que la convirtiera en cuerpos dóciles, en cuerpos que pudieran utilizarse y transformarse con mayor utilidad.

La consideraba ideal en el sentido de que aumentaría eficacia de las personas a la vez que reduciría al mínimo los esfuerzos necesarios para supervisarlas. Por tanto, el panóptico se consideraba como un modelo para una forma muy económica de poder.

La mirada

De este modo, las personas se sentían objetos de una mirada omnipresente, este mecanismo de poder tenía el efecto de incitar a las personas a actuar como si estuvieran siendo observadas en todo momento.

Es el hecho de ser visto constantemente, de que siempre se puede ser visto, el que mantiene sometido al individuo indisciplinado.

La evaluación y fijación de las vidas humanas

La documetacion acerca de las vidas humanas que se consiguió a partir de invención de los archivos reforzó las prácticas de las normalizaciones y la individualización de las personas. Esto permitió que los individuos fueran captados y fijados por escrito y facilito el establecimiento de normas.

Juicio normalizador

El panóptico fue un modelo destinado a logara el sometimiento completo y eficiente de las personas. Además de que cada individuo se sentía sometido a examen en todo momento respecto a las reglas y normas de la organización, cada uno de ellos estaba aislados de los demás en su vivencia de ser controlado, en su sometimiento al juicio normalizador.

Una forma positiva de poder

Foucault argumenta que el panóptico proporcionaba un modelo de poder cuya naturaleza y efectos son positivos y no negativos. Foucault argumenta que las sociedades occidentales no estaban sometidas primordialmente a los efectos de un poder negativo o represivo, sino a los efectos de un poder positivo que da forma a las vidas de las personas.

Poder soberano versus poder moderno

Foucault también contrasta esta forma moderna de poder que inspiro el desarrollo del panóptico con una forma anterior de poder, el poder soberano. La eficacia de esta forma anterior de poder dependía en buena me diada de hasta qué punto el soberano era visible para el populacho. Por tanto, el panóptico proporciona un mecanismo en el que todos son simultáneamente objeto e instrumento o vehículo de poder.  

Discusión

El panóptico como forma arquitectónica, nunca alcanzo la popularidad que Bentham esperaba. Se aplicó de forma limitada, principalmente en hospitales y prisiones. Y resulto no ser tan perfecto para el sometimiento de las personas como se había dicho.
Según Foucault, sobrevivió la idea de que era posible y deseable conseguir el control social mediante la activación anónima y automática del poder.

  






 








   
 
  




Martín payne: Terapia narrativa


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Martín payne: Terapia narrativa

Introducción para profesionales


La terapia narrativa se centra en lo atípico: esto es, en lo que la persona ve como atípico. Nos mueve a examinar lo atípico minuciosamente: porque por medio de lo poco común las personas pueden escapar de las historias que determinan sus percepciones y, por ende, sus vidas. Cuando las descripciones estereotipadas de la experiencia son reexaminadas en busca de nuevos detalles, devienen menos influyentes, seguras y estables. La terapia narrativa fomenta la emergencia de narrativas ricas a partir de descripciones aisladas o incompatibles, que no son consideradas erróneas ni limitadas sino pobres o ralas.

Aunque hay ciertas prácticas habituales en terapia narrativa, la prioridad es responder de manera sensible a la persona, no imponerla una secuencia predeterminada de acciones. Algunas de mis sesiones han seguido casi al pie de la letra la cadena de prácticas que expongo a continuación; en otras he utilizado sólo unas pocas de ellas y en otras no he aplicado ninguna.


El lenguaje de la terapia narrativa

Puede que el lenguaje de White y Epston parezca oscuro y enigmático al lector que no está familiarizado con la terapia narrativa, o que éste encuentre términos conocidos usados con significados poco comunes. En ocasiones, esto se debe a que White y Epston emplean la jerga de la terapia familiar, que los terapeutas de otras tradiciones ignoran.

Otras veces, su lenguaje es perfectamente claro y comprensible para quienes han leído las publicaciones donde se definen los términos, pero no para los demás lectores: En primer lugar, hago a la familia preguntas potenciales que les ayuden a identificar los acontecimientos extraordinarios; luego, enmarco estos acontecimientos extraordinarios en un patrón temporal; doy importancia a los relatos inusuales y especulo acerca de nuevas posibilidades. Todos estos interrogantes motivan a los miembros de la familia a ejercer una práctica del significado.

Todas las terapias desarrollan un léxico que refleja sus ideas y presupuestos; pero White y Epston prestan particular atención a la precisión lingüística porque el lenguaje puede emborronar o distorsionar una experiencia que se está contando, condicionar las formas en las que actuamos o sentimos o, por el contrario, formularse consciente mente como herramienta terapéutica. Para ellos, una de las principales responsabilidades del terapeuta es ser consciente del lenguaje que usa: Hemos de tener en cuenta el tema del lenguaje.

Hoy en día, los profesionales de la salud mental disponen de un número increíble de medios para patologías a la gente. Tenemos una cantidad de formas de hablar e interactuar con la gente que reproduce el dualismo sujeto y objeto que domina la conformación de relaciones en nuestra cultura. Puede que el uso de la palabra persona en vez de cliente evidencie su insatisfacción con las implicaciones de un término habitual y muy respetable; nunca he encontrado un texto donde lo explique, pero White ya habla de personas en sus primeros trabajos.
Tampoco utiliza las expresiones caso o historia de caso, que, según él, objetivizan las vidas de las personas y ocultan el hecho de que éstas traen a consulta sus experiencias más significativas, teñidas de afecto, maravilla, gozo, desesperanza y dolor. Una palabra tan patologizadora y distante como caso no honra la confianza que muestra la gente que decide ir a terapia en un momento difícil de su vida.

La organización de las sesiones

Las sesiones en terapia narrativa no tienen una duración determinada. La narrativa no es una terapia breve, y algunos relatos de White y Epston incluyen buen número de sesiones; pero herramientas como los testimonios externos o los documentos terapéuticos pueden reducir eficazmente la duración de la terapia.
Con frecuencia, unas pocas sesiones, muy distanciadas entre sí, son suficientemente efectivas, incluso ante problemas de larga duración.

Perfil de las prácticas de terapia narrativa

Las prácticas son descritas con un orden aproximado, aunque el terapeuta puede, tanto en una sola sesión como en una serie de ellas, ampliarlas, reducirlas, volver a ellas u omitirlas del todo de acuerdo con su sentido de lo que podría ser útil para la persona. Las prácticas se han dividido en epígrafes siguiendo criterios convenientemente descriptivos. La variedad, la complejidad, la sensibilidad, el tacto y la flexibilidad de la terapia narrativa no se reflejan en este esbozo, que no se debería tomar como una prescripción.
La narrativa comienza cuando el asesor presta una atención respetuosa y comprometida a una persona en un lugar seguro y privado. El terapeuta invita a la persona a hablar de sus problemas y la escucha con interés. Con frecuencia, las primeras historias están llenas de frustración, desesperación y dolor, con poco o ningún asomo de esperanza. White las llama descripciones saturadas del problema. Las descripciones saturadas del problema encarnan el relato dominante de la vida de una persona. El terapeuta acepta y se toma en serio esta descripción; pero, al mismo tiempo, asume que es solamente parte de la historia. No todas las descripciones del principio de la terapia están saturadas del problema: la persona puede haber cambiado de postura frente a sus preocupaciones antes de acudir a consulta. Cuando eso pasa, la práctica que se reseña a continuación puede ser muy diferente.

 Una vez que la persona, habiendo terminado su narración, hace una pausa, el terapeuta comienza a hacer preguntas para extender y aclarar su relato, urgiéndola a detallar aún más la forma en la que experimenta sus dificultades y las consecuencias de éstas en su vida. A través de sus respuestas, tanto la persona como el terapeuta hacen acopio de los recuerdos y experiencias que serán la base de la terapia. Últimamente, White ha abandonado el término «descripción saturada del problema» en favor del de descripción rala o enrarecida, que refleja con más exactitud la idea de que el relato inicial siempre omite algunos elementos de la experiencia vivida.

BAUTIZAR EL PROBLEMA

Además de motivar a la persona a expandir su narrativa inicial, el terapeuta la invita a poner un nombre específico al problema, quizás una palabra o una frase corta. Si a la persona no se le ocurre nada, el terapeuta hace sugerencias depresión, estrés en pareja, abuso, etc. Este nombre se utiliza hasta que subsiguientes descripciones permiten escoger uno más apropiado y preciso. El bautizar el problema  añade énfasis y concreción, permite a la persona sentir que controla su problema y posibilita la externalización de éste.

LENGUAJE EXTERNALIZADOR

El terapeuta emplea un lenguaje que transmite, implícitamente, que el problema «tiene efectos sobre» la vida de la persona, en lugar de «ser parte de» ella. Este artificio se llama externalización del problema. El terapeuta no dice te deprimiste ni ustedes estaban estresados, sino la depresión invadió tu vida o el estrés los afectó a ambos
.
Sin embargo, no se emplea la externalización para referirse a acciones perjudiciales o abusivas. A éstas se las llama por su nombre: Te maltrató durante mucho tiempo, o, si la persona es la causante del maltrato, La maltrataste durante mucho tiempo. Sí pueden extemalizarse las creencias que justifican el maltrato: Te dominaba la creencia de que la violencia es aceptable.

TOMAR EN CUENTA ASPECTOS POLÍTICOS Y SOCIALES

La terapia narrativa asume que los factores sociales, políticos y culturales afectan a las vidas de las personas y, sobre todo, que las relaciones de poder son endémicas en las sociedades occidentales tanto local interpersonal como global mente.

Se reconoce que la terapia misma puede ser nociva si se basa en relaciones de poder tácitas: los terapeutas narrativos intentan minimizar este peligro mediante el constante examen crítico de su trabajo y la continúa comprobación de que las personas lo encuentran aceptable.

PREGUNTAS DE INFLUENCIA RELATIVA

Estas preguntas apuntan a dos tipos de descripción: a) la influencia que el problema ha tenido y tiene en la vida de la persona; y, por contra, b) la influencia que la persona ha tenido y tiene en «la vida del problema ».

En la actualidad. White prefiere esperar a que estos recuerdos aparezcan por sí solos en las descripciones más «ricas» de la experiencia de la persona; entonces, los fo caliza e invita a la persona a estudiarlos en detalle mediante preguntas relativas a los sentimientos, pensamientos y acciones, pasados y presentes, de la persona o quienes la rodean. White utiliza un término de Erving Goffman (1961), desenlaces inesperados, para referirse a estos recuerdos significativos que contradicen la historia dominante saturada del problema.

USO DE DOCUMENTOS TERAPÉUTICOS

El terapeuta puede emplear documentos escritos, de su propia auto ría o creados por la persona que consulta. Estos documentos resumen los descubrimientos de la persona y le permiten describir su propio progreso. Ella puede conservarlos para utilizarlos de nuevo en el futuro o cuando tenga necesidad de ellos.
Se utilizan para consolidar el progreso porque la palabra escrita es más permanente que la hablada y porque, en la sociedad occidental, goza de mayor autoridad en este caso, la autoridad de la persona que los usa.

LA TERAPIA CONTINÚA: NARRAR Y RE-NARRAR
PARA ENRIQUECER EL RELATO

 Cuando la terapia se prolonga, su objetivo es asistir a la persona en la construcción y enriquecimiento del relato que ha empezado a escribir con su vida, lo que es y en lo que puede convertirse.

EL USO DE TESTIGOS EXTERNOS

Los miembros del público son los «testigos externos»: la sesión consiste en varios momentos de narrar y re narrar. Puede grabarse en un vídeo, que la persona puede llevarse consigo y contemplar en privado. Los testigos externos pueden compartir sus propios recuerdos con la persona, no para cuestionar o restar importancia a su relato sino para reforzarlo con las resonancias que les produce. El público puede también provenir de la comunidad en general; el terapeuta puede realizar una sesión en la casa o el espacio de trabajo de la persona.

RE-MEMBRAR

Además de obtener testigos externos, las personas pueden consolarse y apoyarse en las reminiscencias de individuos importantes a los que han perdido: familiares y amigos con los que han perdido el contacto o que han fallecido, desconocidos que contribuyeron significativamente a la vida de la persona en alguna ocasión excepcional, gente famosa cuyos ejemplos de integridad y valor enriquecieron indirectamente a la persona.

LA TERMINACIÓN DE LA TERAPIA

La última sesión es una celebración, la persona puede invitar a personas para ella significativas para compartir su experiencia; la ocasión puede festejarse por medio de una ceremonia, como la entrega de un certificado terapéutico.

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